Y a ti, ¿qué te hace feliz?
February 07, 2017
Hace algún tiempo alguien me lanzó esta osada pregunta mientras unas
cervezas refrescaban nuestros gaznates en una calurosa noche de verano. La verdad
que no dudé nada en contestar, “¿a mí? ¡Una buena sombra mientras estoy subiendo
un puerto en un día como hoy!” Ambos esbozamos una sonrisa, de hecho unas pocas
horas antes habíamos vivido esa situación, y la respuesta nos pareció de lo más
coherente.
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Pues sí, una sombra, una insignificante sombra creada por unos insignificantes
pinos sobre una insignificante carretera bacheada, a la hora exacta en la que el sol
coincidió que pasaba por allí con ese ángulo bendito. Podría haber contestado muchas
otras cosas, pero ese día no encontré ningún motivo mejor para ser feliz. La rampa
cada vez era más dura, mis brazos brillaban gracias al impacto de los rayos de sol en mi
mezcla de sudor y crema (95% sudor – 5% crema…), unas gotitas de sudor caían sobre
mi manillar desde el precipicio de mi nariz, y el agua que habíamos cogido en una
fuente 20km atrás estaba lista para echarle la bolsita de té gracias a esos 30 y muchos
grados que marcaba el mercurio. Arriba el culo para subir esa curva de herradura y allí
estaba, esa recta sombría, en la que parece que entras en el paraíso, el culo al sillín,
resoplas, miras hacia atrás y sigues adelante con una sonrisa en la boca.
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Se lo que estáis pensando… no es para tanto, ¡vaya exagerao! Efectivamente,
encuentro la felicidad en muchas de mis otras pasiones, en mi gente, mi perra… pero
ese es uno de los tantos momentos en los que realmente encuentro la felicidad en la
bici y su entorno.
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Como cuando disfrutas de un paisaje increíble y te paras a observarlo, como
cuando ríes a carcajadas con tus compañeros de grupetta y sus ocurrencias, o cuando
consigues llegar a la cima del puerto o el monte que estás subiendo y notas esa
sensación de logro. Cuando pasa el último participante de la carrera que estás viendo
desde la cuneta y no se ha movido ni un alma para animarle más que a nadie, o si vas
subiendo un puerto y recibes los ánimos de un aldeano, los amigos y amigas que haces
en las diferentes escapadas, las noches bailando en las carpas que montan en lo alto
del Tourmalet o el Anglirú el día previo a la etapa. Cuando has pinchado y estas de
mala hostia y un ciclista desconocido para a ayudarte, cuando te echas unos piques con
tus compañeros y cuando vas bien pero te quedas a acompañar al que no va tan bien.
Llamarme loco por encontrar la felicidad en estos pequeños detalles, para mí
son los más auténticos y emocionantes.
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Y como cuando sales a dar una vuelta circular, finalizo en el mismo punto donde
he empezado… y a ti, ¿qué te hace feliz?