Puntos de Vista
March 31, 2020
A primera hora de la mañana de un primaveral día soleado, ya hemos perdido la cuenta, un viernes quizás, se produce un encuentro fortuito entre dos viejos amigos, en plena cuarentena real decretada por la influencia del dichoso coronavirus...
- ¡Buen día!
- ¿Cómo lo llevas?
- Tomándome un respiro.
- ¡Y tanto! Resulta increíble y a su vez reconfortante el silencio que envuelve estos últimos días, ¿no crees?
- Cierto, todo parece en calma, y ha desaparecido ese ruido infernal al que estamos tan acostumbrados.
- Además, se nota en cada esquina, de alguna manera el estrés se ha esfumado, casi como si hubieran pausado el tiempo.
- Y que lo digas, yo se lo noto a todo aquel con el que me cruzo desde hace días.
- Por si fuera poco, ¿no te has fijado? Siento como si el aire que respiramos últimamente fuera más puro, más fresco incluso.
- Sin duda, tenemos que tratar de gozar de estos momentos de calma.
- Y aprovechar esta oportunidad para disfrutar con las cosas que de normal no solemos hacer.
- Desde luego, si no lo hacemos, cuando vuelva la realidad nos arrepentiremos seguro.
- Anoche estuve pensando, echando la vista atrás, lo que se echa de menos la sensación de libertad cuando no la tienes.
- Si, pienso que tenemos que valorarlo mucho más. No somos conscientes de lo afortunados que somos.
- Estoy contigo, ahora bien, veremos cuanto dura…
- Ya sabes lo que dicen, todo lo bueno, como llega se va.
- Eso es, nunca sabes cuánto se va a alargar esta situación, por lo que vamos a sacarle partido a cada minuto.
- No podría estar más de acuerdo
- Te dejo compañero, a seguir bien y ¡cuidate mucho!
- Lo mismo digo, que te vaya bonito.
Se dan la vuelta y cada uno sale galopando, en busca de frescos pastos, en absoluta libertad, recuperando su sitio en una naturaleza agonizante, aventurándose en su propio camino.
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Relato Breve presentado al XXVIII Certamen Universitario de Relato Breve 2020 (El Correo Álava / UPV-EHU)